jueves, 16 de noviembre de 2017

De alguna a Ninguna (1ª parte)


La Radio (así, en mayúsculas) ha sido y es la gran pasión de mi vida. El insigne periodista y profesor Gorka Zumeta se refirió a mi en esta entrada de su propio blog. Después de muchos años de mi vida y de trabajo las circunstancias (especialmente las decisiones políticas de algunas personas), me apartaron de ella desde que, hace ahora más o menos tres décadas, fijé residencia aquí, en Ibi, un pueblo realmente singular por su historia y sobre todo por una meteórica trayectoria industrial iniciada a principios del pasado siglo XX.

Siendo todavía estudiante de Periodismo conseguí un trabajo de los que antes se llamaban «meritorios», o sea, que se hacían sin cobrar y con la única contraprestación de engrosar el curriculum. Fue en aquellos tiempos tan complejos como apasionantes de la llamada «Transición».  La muerte de Franco sobresaltó a todos y especialmente a los que, como yo, estábamos a punto de acabar la «mili», el servicio militar obligatorio por entonces necesario para trabajar, emanciparse, sacar el carné de conducir… para todo. Algo más de tres años en la Armada como especialista electrónico me habían supuesto cientos de miles de millas marinas de singladuras embarcado en el desaparecido portaaeronaves «Dédalo», una experiencia que me permitió cruzar el Atlántico, visitar Estados Unidos y los puertos de Europa.

Aquel primer trabajo 'en prácticas' lo conseguí en el Ministerio de Trabajo (¡vaya paradoja, ¿eh?!), donde se editaba, entre otras publicaciones, «Carta de España», un semanario dirigido a los miles y miles de emigrantes españoles repartidos por el mundo tras la diáspora provocada por la falta de oportunidades de los años 50 y 60. Era un resumen de lo publicado en la prensa nacional y regional en España; eso que ahora se llama clipping.

El director de la revista era entonces Ernesto Pérez de Lama, a la sazón director de Radio Juventud de Madrid, emisora de Radio Cadena Española más tarde integrada en RNE. Gracias a él, pero en las mismas condiciones de 'meritorio', conseguí un primer programa al que llevé a compañeros como José María Patiño (hoy en la SER tras años de corresponsal en París) o a Jaime Barella. Tratábamos temas en aquellos años muy controvertidos, mucho más de lo que lo son ahora, como el machismo, la desigualdad de género o el racismo. A la salida de uno de esos programas me esperaron. Sufrí, sin previo aviso y a traición, un ataque de ultras fascistas que me llevó al hospital. La policía dedujo que el motivo pudo ser el haber dado voz a asociaciones gitanas reivindicando derechos.

En Radio Juventud de Madrid viví una de las experiencias más emocionantes de cuantas he tenido ocasión de experimentar. Después de un par de años despertando a la audiencia desde el primer espacio matinal de la programación diaria, propuse a la dirección hacer uno nocturno que, al menos durante los fines de semana, enlazara la noche con la mañana y así nació el primer programa de estas características de la FM española que con  el título «Ni corto ni perezoso» se emitía en las madrugadas de los viernes y de los sábados. Causó furor en el Madrid de principios de los 80, aquél Madrid de «la movida».

Después me llegaron los primeros trabajos remunerados pero, eso sí, lejos mi Madrid natal. Primero en Radio Elche, después en Elda, ciudad en la que tuve la oportunidad de inaugurar su primera emisora de FM; más tarde vuelta a Elche para inaugurar allí la primera SER ilicitana; después fue en Radio Minuto, en Alicante, desde la que pasé a ser jefe de programas en Atena3 de Cádiz y, justo antes de que los conflictos empresariales extinguieran aquel proyecto, regresé a Madrid donde tuve la suerte de ser fichado por «El domingo es nuestro», un informativo juvenil que se emitía en La2 de TVE justo antes de la celebérrima «Bola de Cristal». Por desgracia aquel informativo no renovó temporada y justo en aquel año, el mismo en el que despedí a mi familia que se trasladó a Bélgica (mi padre era funcionario del Instituto Español de Emigración y fue encargado de dirigir la Casa de España en Lieja), llegué a Ibi porque aquí se estaba a punto de inaugurar una emisora municipal cuyo primer director sería un ex compañero de la SER en Alicante.

De mi experiencia en Radio Ibi Emisora Municipal (y su frustrada TV), casi prefiero ni hablar, como tampoco me resultan gratos de recordar aquellos años en los que sobreviví escribiendo crónicas para el diario Información (¡cuántos en Ibi se sorprendían de leer a diario abundantes noticias de su ciudad en el diario!) y como corresponsal de Radio Alcoy. Sólo un apunte que puede dar idea del todo: un buen día, ya con las instalaciones de la nueva radio local abiertas y con la emisora en periodo de pruebas, apareció un concejal que sin conocerme de nada ni dar mayores explicaciones me dijo: «…y tú, coge tus cosas y a la puta calle…»(sic). Todavía no tengo muy claro si la causa fue el ser forastero, no ser sumiso a ideologías políticas o aspirar a que aquella no terminara siendo, como pronosticaba al respecto de las incipientes emisoras municipales el profesor Victoriano Fernández-Asís, 'el altavoz del alcalde'.

Desde entonces, aunque muchas otras cosas han pasado (experiencias profesionales como las ser entrevistador y fotógrafo freelance; ser redactor de El Mundo-Alicante; trabajador-fundador del Escaparate; editor de la revista comercial Entretanto; impulsor de la radio streaming La ibisí; socio fundador de Wussic -idea ganadora del premio Linkostar 2012-; inversor de Cadenalia e Iristrace…), no he dejado de estar del todo alejado de la radio, al menos de sus aspectos comerciales, gracias a AuxPress primero y a Allysound después, empresas que desde la calle Mayor de Ibi se han dedicado, entre otras cosas, a la producción de sonido corporativo,  comercial e institucional. (Continuará…)



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