La Radio (así,
en mayúsculas) ha sido y es la gran pasión de mi vida. El insigne periodista y
profesor Gorka Zumeta se refirió a mi en esta entrada de su propio blog. Después de muchos años de mi vida y de trabajo las circunstancias
(especialmente las decisiones políticas de algunas personas), me apartaron de
ella desde que, hace ahora más o menos tres décadas, fijé residencia aquí, en
Ibi, un pueblo realmente singular por su historia y sobre todo por una
meteórica trayectoria industrial iniciada a principios del pasado siglo XX.
Siendo todavía estudiante de Periodismo conseguí un trabajo de los que antes se llamaban «meritorios», o sea, que se hacían sin cobrar y con la
única contraprestación de engrosar el curriculum. Fue en aquellos tiempos tan complejos
como apasionantes de la llamada «Transición». La muerte de Franco sobresaltó a todos y especialmente a los
que, como yo, estábamos a punto de acabar la «mili», el servicio militar
obligatorio por entonces necesario para trabajar, emanciparse, sacar el carné
de conducir… para todo. Algo más de tres años en la Armada como especialista
electrónico me habían supuesto cientos de miles de millas marinas de
singladuras embarcado en el desaparecido portaaeronaves «Dédalo», una
experiencia que me permitió cruzar el Atlántico, visitar Estados Unidos y los
puertos de Europa.
Aquel primer trabajo 'en prácticas' lo conseguí en el
Ministerio de Trabajo (¡vaya paradoja, ¿eh?!), donde se editaba, entre otras
publicaciones, «Carta de España», un semanario dirigido a los miles y miles de emigrantes
españoles repartidos por el mundo tras la diáspora provocada por la falta de oportunidades de los años 50 y 60. Era un resumen de lo publicado en la prensa nacional y regional en España; eso que ahora se llama clipping.
El director de la revista era entonces Ernesto Pérez de
Lama, a la sazón director de Radio Juventud de Madrid, emisora de Radio Cadena
Española más tarde integrada en RNE. Gracias a él, pero en las mismas
condiciones de 'meritorio', conseguí un primer programa al que llevé a
compañeros como José María Patiño (hoy en la SER tras años de corresponsal en
París) o a Jaime Barella. Tratábamos temas en aquellos años muy controvertidos,
mucho más de lo que lo son ahora, como el machismo, la desigualdad de género o
el racismo. A la salida de uno de esos programas me esperaron. Sufrí, sin
previo aviso y a traición, un ataque de ultras fascistas que me llevó al hospital. La policía
dedujo que el motivo pudo ser el haber dado voz a asociaciones gitanas reivindicando
derechos.
En Radio Juventud de Madrid viví una de las experiencias más
emocionantes de cuantas he tenido ocasión de experimentar. Después de un par de
años despertando a la audiencia desde el primer espacio matinal de la
programación diaria, propuse a la dirección hacer uno nocturno que, al
menos durante los fines de semana, enlazara la noche con la mañana y así nació
el primer programa de estas características de la FM española que con el título «Ni corto ni perezoso» se
emitía en las madrugadas de los viernes y de los sábados. Causó furor en el Madrid de principios de los
80, aquél Madrid de «la movida».
Después me llegaron los primeros trabajos remunerados pero,
eso sí, lejos mi Madrid natal. Primero en Radio Elche, después en Elda, ciudad
en la que tuve la oportunidad de inaugurar su primera emisora de FM; más tarde
vuelta a Elche para inaugurar allí la primera SER ilicitana; después fue en
Radio Minuto, en Alicante, desde la que pasé a ser jefe de programas en Atena3
de Cádiz y, justo antes de que los conflictos empresariales extinguieran aquel
proyecto, regresé a Madrid donde tuve la suerte de ser fichado por «El domingo
es nuestro», un informativo juvenil que se emitía en La2 de TVE justo antes de la celebérrima «Bola de Cristal». Por desgracia aquel informativo no renovó
temporada y justo en aquel año, el mismo en el que despedí a mi familia que se trasladó a Bélgica (mi padre era funcionario del Instituto Español de
Emigración y fue encargado de dirigir la Casa de España en Lieja), llegué a Ibi
porque aquí se estaba a punto de inaugurar una emisora municipal cuyo primer director sería
un ex compañero de la SER en Alicante.
De mi experiencia en Radio Ibi Emisora Municipal (y su
frustrada TV), casi prefiero ni hablar, como tampoco me resultan gratos de recordar
aquellos años en los que sobreviví escribiendo crónicas para el diario
Información (¡cuántos en Ibi se sorprendían de leer a diario abundantes
noticias de su ciudad en el diario!) y como corresponsal de Radio
Alcoy. Sólo un apunte que puede dar idea del todo: un buen día, ya con las
instalaciones de la nueva radio local abiertas y con la emisora en periodo de
pruebas, apareció un concejal que sin conocerme de nada ni dar mayores
explicaciones me dijo: «…y tú, coge tus cosas y a la puta calle…»(sic). Todavía no tengo muy claro si la causa
fue el ser forastero, no ser sumiso a ideologías políticas o aspirar a que aquella
no terminara siendo, como pronosticaba al respecto de las incipientes emisoras
municipales el profesor Victoriano Fernández-Asís, 'el altavoz del alcalde'.
Desde entonces, aunque muchas otras cosas han pasado
(experiencias profesionales como las ser entrevistador y fotógrafo freelance;
ser redactor de El Mundo-Alicante; trabajador-fundador del Escaparate; editor
de la revista comercial Entretanto; impulsor de la radio streaming La ibisí;
socio fundador de Wussic -idea ganadora del premio Linkostar 2012-; inversor de Cadenalia e Iristrace…), no he dejado de
estar del todo alejado de la radio, al menos de sus aspectos comerciales, gracias
a AuxPress primero y a Allysound después, empresas que desde la calle Mayor de
Ibi se han dedicado, entre otras cosas, a la producción de sonido corporativo, comercial e institucional.
(Continuará…)
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