Una cosa es asumirlo y otra ostentarlo. Siento tener que
hacerlo, pero para hacer de manera justificada y razonada el llamamiento que
voy a hacer aquí, no me queda más
remedio que empezar hablando de mi, con perdón. Seré breve en esto, pero también
sincero.
En los cuarenta años que llevo manteniendo esta relación con
la Comunicación, no hay cosa que me haya rechinado más que el afán de
protagonismo. Es propio de ególatras, de gente apocada, que esconde un
preocupante complejo de inferioridad, eso de querer adquirir protagonismo a
cuenta de cualquier cosa que hace y, peor aún, del esfuerzo o la colaboración
de los demás. Quienes adquieren mayor mérito por cuento hacen no son, por lo
general, protagonistas.
El afán de protagonismo provoca rechazo cuando no vergüenza
ajena. Me parece muy triste eso de que cuando a alguien se le hace algún tipo
de reconocimiento, ese alguien sea el primero en preocuparse en hacer
publicidad del acontecimiento, si es que lo es. Cuando eso sucede, lo primero
que se piensa es que es eso, el propio reconocimiento, lo que esa persona iba
buscando y no un resultado científico, humanista y siempre generoso como fruto
de su supuesto esfuerzo.
Este proyecto, todavía pequeño y en estado embrionario,
me tiene como protagonista porque, por mucho que estuviera latente, he sido yo
quien le hado forma y está abogando por su contenido y crecimiento. Pero tengo
asumido que este no es mi proyecto, que obedece a una necesidad colectiva y una
aportación para el presente y el futuro de la sociedad en la que nace, los
vecinos de esta histórica y singular localidad alicantina que se llama Ibi,
como el impuesto, aunque no lo es.
Aunque sea mi voz la que hasta ahora (quizá durante algún tiempo más), aparezca presentando cada episodio, cada podcast (cápsula sonora), de
esto que conocemos como Ninguna Radio.Ø, no quiere decir que sea yo el
protagonista. En primer lugar porque lo son las personas que con su generosidad
vienen (y muchas más que vendrán) a regalarnos su voz y lo que con ella nos
cuentan. En segundo, porque sólo estoy tratando de poner este proyecto en
marcha (más adelante explicaré por qué), mientras espero con impaciencia que
sean otros los que vayan asumiendo el liderazgo de pequeñas áreas de trabajo y
que cada una de esas áreas sumen en resultados al estar unidas en un proyecto
común que, finalmente, deseo pase a ser cuanto antes patrimonio de este
colectivo y, sobre todo, de sus destinatarios, de la gente de Ibi y de otra
que, por la razón que sea, se siente vinculada de algún modo a este sitio.
Me parece un sueño, pero pondré mi empeño en que se cumpla,
que sean los jóvenes quienes nos aporten sus inquietudes, contenidos,
reivindicaciones, su visión de la vida aquí, en Ibi, y sus propuestas. Sueño
porque sean los propios vecinos los que nos digan a viva voz que problemas
soportan y que soluciones proponen. Sueño porque aparezcan esas personas con
inquietudes, con conocimientos, con su música, con sus diferentes
sensibilidades, con sus inquietudes… Gente dispuesta a hablar, a dialogar, a
responder, a debatir y contrastar ideas y opiniones. Personas que dejen sus voces grabadas para poder ser escuchadas en un futuro remoto.
Decía antes que explicaría el por qué (de este proyecto) y lo haré, otra vez, brevemente
porque podría dar una explicación mucho más extensa pero no quiero
hacerlo por no aburrir. Tenemos, aquí en Ibi, una emisora de radio, sí, pero
agoniza. Lo hace porque es obvio que la Administración Local no tiene mayor
interés en un servicio público que ha dejado reducido a su mínima expresión
tras comprobar la imposibilidad de privatizarlo. Un servicio hiper
mencantilizado, a tenor de que más de un tercio de su programación se dedica a
emitir publicidad, una publicidad insuficiente para hacer que la emisora sea
rentable, que no le cueste nada al contribuyente, ya que, por lo que se puede
deducir, quizá por la influencia de otras emisoras próximas (emisoras fuera de
Ley General de Comunicación Audiovisual), produce y vende mal, por debajo del precio
de mercado, incluso haciendo gratis para el anunciante la producción de piezas
publicitarias y por tanto eludiendo el pago del IVA por este concepto. Pero lo más
preocupante es que se trata de una emisora que no ha avanzado, que sigue
repitiendo los mismos esquemas de funcionamiento de hace un cuarto de siglo y
que, por tanto, no ha sabido adaptarse a los tiempos y, en consecuencia, no ha
sido capaz de despertar interés en una parte muy importante de su audiencia
potencial a pesar de tener la exclusiva y todo a su favor para poder
conseguirlo.
Dentro de algún tiempo, no sabe aún si en nuestro país será
más o menos, se impondrán nuevas tecnologías (como pasó con la TV cuando llegó
la TDT) y la radio emitirá con tecnología DAB+, o sea, tecnología digital. Eso
significará, entre otras cosas, que podremos sintonizar cualquier emisora del mundo en los nuevos receptores, una oportunidad indescriptible para una
pequeña emisora como es el caso de «nuestra» emisora municipal. Terminará por
imponerse eso que los teóricos ya describen con «la nueva radio» y que
fundamentalmente consiste en que la audiencia disponga de una programación «a la carta», o sea, poder escuchar los contenidos que elija cuando y donde quiera. Esa realidad y
la que se desprende de una emisora municipal que no concita mayor interés ni de
la administración ni de la audiencia, aconseja esforzarse por un proyecto como
el de Ninguna Radio.Ø que, por el momento y aunque todavía pueda decirse que es teoría, se encargue de aportar nuevos contenidos y de hacerlo desde la
independencia, sin presiones políticas, religiosas o económicas; poder hacerlo
en libertad, sin premisas, sin cesuras, sin cortapisas; y poder hacerlo desde
la generosidad, la de todas esas personas, vecinos de Ibi, nacidos aquí o en otras regiones, dispuestas a aportar su voz, su talento, su creatividad,
sus habilidades, sus deseos de que Ibi y sus gentes tengan, en ese inminente
futuro digital, el espacio de protagonismo que su ciudadanía
e historia merecen.
Ojalá que el todo el protagonismo que sea capaz de tener
Ninguna Radio.Ø recaiga lo antes posible en los estudiantes, los vecinos, las mujeres,
los músicos, los poetas, los técnicos y científicos, los emprendedores, los empresarios
y los trabajadores que compartimos un lugar en el mundo que está aquí, en
España, en Alicante y que se llama Ibi.