lunes, 31 de julio de 2017

Radio es radio, podcast es...



Que la radio es la radio y los podcast son podcast parece una obviedad, pero la primera tiende a convertirse en lo segundo y lo segundo tiene vocación por la primera.

El podcast, ese archivo de audio que se graba y/o produce con la intención de difundir tanto como sea posible su contenido, tiene una naturaleza amateur, es una creación artesana, doméstica, modesta (salvo en contadas ocasiones), un ejercicio casi de pura intuición. Su gran virtud, la misma gran virtud que diferencia a la radio del resto de los medios de comunicación de masas, es la simultaneidad. O sea, es sólo sonido, un audio que podemos escuchar mientras simultaneamos la escucha con cualquier otra actividad (conducir, cocinar, pasear…, etc.), algo que es imposible  hacer con comunicación audiovisual que precise de ser vista y oída al mismo tiempo.

El futuro siempre es incierto, pero algunas veces parece tener indicadores que nos señalan el camino. El futuro de una radio que envejece (envejece la audiencia y envejecen sus ofertas), parece encaminarse hacia el podcast como la radio prescriptiva, a la carta, bajo demanda, “hipervariada” y  heterogénea, la nueva radio que demanda la audiencia millennial. De hecho, las grandes empresas radiofónicas, más allá de convertir sus programas una vez emitidos al formato podcast, ya han empezado a buscar fórmulas para dejar clara su hegemonía también en este ámbito. Así que todo indica que el podcast será un tipo de oferta que tiende a profesionalizarse, a adoptar niveles que la publicidad y el patrocinio exigen: tener audiencia, mantenerla y aumentarla.

Es cierto que un podcast nunca podrá competir con la radio en lo que a eso de “la frescura del directo” se refiere, a no ser que se emita «on line», lo que también es factible. La radio es un espectáculo en vivo y en el que puede ocurrir cualquier cosa inesperada en cualquier momento. El directo de la radio nos promete instantaneidad (aquí está la radio con su noticia, con la actualidad del momento, con lo que está pasando ahora mismo en cualquier parte),  y, además, mantiene la posibilidad de una participación igualmente inesperada, la de cualquier oyente, personaje célebre o anónimo, en el mismo momento que lo requiera o considere oportuno.

Pero existen fórmulas inexploradas que pueden consistir, por ejemplo, en  combinar ambas cosas a la vez. Es decir, una radio cuya oferta esté integrada por podcast y que, al mismo tiempo, tenga en cuenta las características intrínsecas al directo en este medio. Al fin y al cabo, muchos de los programas de las grandes empresas radiofónicas que se emiten hoy en día son pre-grabados ('enlatados' en el viejo argot del oficio), programas que más tarde serán, cada uno de ellos, difundidos como un podcast. Por otra parte el podcast, de contenido imperecedero por definición (aunque trate de asuntos de actualidad), puede ser escuchado con “interrupciones”, bien por las circunstancias del oyente que así lo hace, bien por las “necesidades del directo”. El podcast, como archivo pregrabado que es, puede ser escuchado una y otra vez, puede recuperarse en un punto, volver al principio, adelantarse hasta el final…, en fin, permite todas las posibilidades de algo que está grabado previamente.

Ahora es el momento. Si puedes aportar conocimiento, tiempo, trabajo, ilusión y tienes instinto de pionero o pionera, ponte en contacto con nosotros. Solos no podremos, pero todos y todas juntos sí ¡Hagámoslo!



Dinos cómo quieres colaborar con este proyecto enviando un mail a: ningunaradio@gmail.com



jueves, 27 de julio de 2017

Un primer paso...



Hacer podcast es una práctica que ya ha alcanzado por méritos propios el calificativo de fenómeno social. No es hacer radio, pero se le parece mucho, de hecho no hay radio, comercial o pública ni programa que no pase a convertirse en algo perdurable. Se acabó eso de que la radio sólo sea algo efímero. Frente a la inmediatez, la simultaneidad y la versatilidad de la radio los medios escritos siempre alardearon de ser más influyentes por aquello de que pueden ser “revisables”, o sea, que el lector puede suspender la lectura y volver a tomarla en el punto que la dejó en cualquier momento, puede revisar, repasar, ojear, ir hacia delante o hacia atrás en la lectura. Ahora la radio, convirtiéndose en podcast, también ofrece esas mismas posibilidades y el oyente puede repetir, revisar, ir hacia delante o hacia atrás y, por supuesto, acceder al contenido en cualquier momento y en cualquier lugar on las ventajas de siempre: mientras escucha puede, además, hacer otras muchas cosas.

Pero la radio, cualquier radio y obviamente las grandes cadenas con sus programas de éxito a cuyo frente puede tener y tiene a esas grandes estrellas de la comunicación, cuenta con una gran ventaja que no tiene nadie más: audiencia. Una parroquia “fidelizada” que sigue con interés esos programas que posteriormente puede escuchar en formato podcast bien para volver a disfrutarlos, bien porque no tuvo oportunidad de escuchar la emisión en directo, bien para revisar algún detalle que le resultó interesante. Mientras, para quienes hacen podcast por pura afición, por necesidad de comunicar o por satisfacer sus deseos de emular a la radio, el encontrar audiencia más allá de amigos, compañeros, conocidos o curiosos es mucho más complicado. Las Redes Sociales ayudan a dar difusión, pero no garantizan un gran auditorio. Así que muchos de esos podcast con contenido brillante, curioso y muchas veces concienzuda y cuidadosamente elaborado llegan a una ínfima parte de la audiencia que merecen, una pena. Un gran esfuerzo que recibe escasa recompensa.

El trabajo y el talento, individual y algunas veces colectivo de muchos autores de podcast no encuentra la respuesta que merece, no consigue el “feedback” proporcional a su esfuerzo. Buscarlo es una tarea titánica que requiere dedicación, tiempo y hasta conocimientos de una suerte de habilidades que se le suponen al SEO, el profesional que se dedica precisamente a eso, a posicionar contenidos en Internet y a conseguir “tráfico” para las web y blogs corporativos de empresas e instituciones. Aunque, justo es decirlo, hay quienes, a base de constancia y veteranía, después de mucho tiempo colgando en la Red podcast de calidad, han llegado a conseguir una audiencia respetable, aunque ni se aproxime a la de cualquier espacio radiofónico por pueril o banal que sea. Todos cuantos dedicamos una parte de nuestro tiempo a producir podcast lo hacemos con el propósito de que sean escuchados y con la ilusión de encontrar audiencia interesada en los temas que nos sirven de contenido.

Atribuyen a Confuncio la famosa frase aquella de «tan viaje de mil millas comienza por un primer paso» y, lo dijera el antiquísimo filósofo chino o Chiquito de la Calzada, eso es exactamente lo que estamos dispuestos a hacer (estoy dando por hecho que hay quien se sumará a esta iniciativa como si fuera suya, ¡ojalá!), dar el primer paso. Abrimos un canal, un nuevo medio que, de momento, espera obtener colaboración inmediata de personas en la proximidad geográfica por el simple hecho de que parece más sencillo contactar con ellas, de reunirlas para ir dando forma al proyecto,  pero sin dejar de ser conscientes de que esta nueva «Ninguna Radio» podrá ser accesible por todo tipo de personas en cualquier parte del mundo. Escalofriante. Vamos allá...

Podéis dirigiros a: ningunaradio@gmail.com


La nueva radio ha nacido y esa es “Ninguna Radio”.